Saul Mendoza

Lo suyo es la velocidad, la adrenalina y el inconfundible sonido del disparo de salida en cada competencia.
Y la pista, que desde hace más de 10 años se ha convertido en fiel aliada del atleta paralímpico Saúl Mendoza y testigo de sus múltiples victorias alrededor del mundo entero.

Callado, de brazos rudos que tiran con fuerza los tubulares de su silla, el atleta confiesa: "Considero que he tenido una vida muy afortunada, llena de gratos momentos que espero incrementar en Atenas".

No esconde la sonrisa, al recordar el oro conseguido en los Juegos Olímpicos de Sidney, en la prueba de exhibición de los 800 metros, cuando hizo retumbar de emoción, con el Himno Nacional Mexicano, al Estadio Olímpico.

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